miércoles, 27 de agosto de 2008

Ramón Jáuregui defiende que las empresas que "vendan la etiqueta de sostenibles" y no lo sean, deberán "sufrirlo".

Ramón Jáuregui defiende que las empresas que “vendan la etiqueta de sostenibles” y no lo sean, deberán “sufrirlo”.

Las empresas que "vendan la etiqueta de sostenibles y/o responsables" deben serlo de verdad, y si no cumplen esta premisa, deben "sufrirlo", según afirma el secretario general del Grupo Parlamentario Socialista, Ramón Jáuregui, en un artículo de opinión publicado en 'Diario responsable'.



Madrid, 26 Ag. (Europa Press).- "¡Claro que la Responsabilidad social de las Empresas es V-O-L-U-N-T-A-R-I-A! Eso ya se sabe. Pero lo que no es admisible es la mentira y la ocultación de la verdad. Si quieren vender la etiqueta de sostenible y/o responsable, ¡qué lo sean de verdad! Y la empresa que no lo sea, que lo sufra", afirma el diputado socialista.

En este sentido, Jáuregui señala que el futuro de la RSE está en una sociedad capaz de "premiar a las empresas sostenibles/responsables y de castigar a las que no lo son", y para lograr ese objetivo, es necesario que se informe de las malas prácticas de las compañías.

"Las memorias de sostenibilidad están bien, aceptamos el 'marketing' de sus acciones sociales, pero deben ser contrastadas con la verdad, con la opinión de los grupos de interés, con los informes de ONG cívicas, con la opinión de observatorios independientes con capacidad y credibilidad de denuncia", argumenta.

Para Jáuregui, la forma de "castigar" a las empresas con malas prácticas es a través de las opciones de compra de los consumidores, pero para ello, es necesario que estén "adecuadamente informados". "Los ciudadanos tenemos derecho a saber las informaciones negativas que las empresas ocultan sobre actividades poco sociales o nada sostenibles", insiste.

Así, se muestra convencido de que si una empresa de obras públicas expone en su memoria de RSC sus prácticas medioambientales y es denunciada por una altísima siniestralidad laboral conviene saberlo, y si otra compañía de servicios muestra "orgullosa" un alto índice de inserción de la discapacidad en su plantilla, pero sus sindicatos le denuncian por no negociar el convenio colectivo o maltratar salarialmente a una parte de su plantilla, también conviene saberlo.

2 comentarios:

Eugeni Castejón dijo...

Perfecto, esto es lo mejor que podíamos oír del gobierno las empresas que llevamos el medioambiente en nuestro ADN, ya que estamos cansados del falso marketing socioambiental de algunas corporaciones pero no solo las empresas deben cumplir lo que dicen en este y otros campos.

El gobierno que no puede publicar una serie de políticas medioambientales que son los primeros en incumplir.

A los sindicatos les cuesta profundizar más en temas ambientales porque con una visión a corto plazo puede destruir puestos de trabajo (minería, sobre pesca, agricultura extensiva, construcción desenfrenada, etc.) pero no se dan cuenta que hace falta una nueva revolución industrial hacia la sostenibilidad y que si los cambios que proveen los hacemos tan lentamente tendremos consecuencias irreversibles.

Algunas Ong's deberían ser auditadas para comprobar que son responsables, éticas, etc. Yo conozco casos muy positivos de entidades que merecen todo el apoyo de la sociedad y otros de corrupción con empresas tapadera, engaños, manipulaciones…..

¿Para cuando un control para todos?

Eugeni Castejón dijo...

A continuación una notícia real que también es ecoinnovar.

ELPAÍS.com - 26/08/2008
La pareja formada por los catalanes Ángela de Dalmau y Francesc Serrat ha hecho realidad su sueño: comprar un trozo de selva en Costa Rica para protegerla de la especulación y estudiar a los primates que habitan en ella, según cuenta la Cadena SER. La pastelería que durante 24 años han regentado en Llafranc, un pueblecito de Girona, les ha permitido ahorrar el dinero necesario para materializar su gran anhelo. A ello también han contribuido las donaciones de algunos de los clientes de la tienda, como ellos, grandes amantes de la naturaleza.

Dueños de la selva gracias a su negocio de croissant
AUDIO - Cadena Ser - 26-08-2008
Una pareja de catalanes residente en Girona poseen 45 hectáreas de selva virgen en Costa Rica, donde han creado una reserva para proteger la fauna y flora de la región - CADENASER
De Dalmau y Serrat empezaron comprando 5 hectáreas de selva y ahora poseen 42. En ellas han creado la Reserva Privada La Ceiba, donde viven y trabajan, y que acoge tanto a investigadores, que pueden encontrar allí los medios necesarios para desarrollar sus trabajos, como a viajeros que desean pasar unos días en un lugar privilegiado.
Situada en las estribaciones de la Cordillera de Talamanca, en la zona costera del Caribe costarricense, en su frontera con Panamá, el nombre de esta reserva dedicada a la conservación de la riqueza biológica de los bosques viene de un árbol enorme que se encuentra en el recinto, con 55 metros de altura y 3 metros de diámetro. La ceiba es uno de los árboles más grandes y de rápido crecimiento de la América tropical, y era considerado un árbol sagrado por los mayas, para los que comunicaba el cielo y el inframundo.
La última compra de 25 hectáreas la hicieron De Dalmau y Serrat para evitar que el propietario vecino talara una gran extensión de árboles, y la compra la pagaron con la ayuda de unos clientes holandeses de la pastelería.
Ángela de Dalmau, psicóloga especializada en comportamiento animal, sobre todo primates, trabajó durante 10 años en el zoo de Barcelona y estuvo cuatro meses en Ruanda con Diane Fossey, la famosa conservacionista estadounidense. Cuando volvió de Ruanda de convivir con los gorilas en libertad, no pudo resistir ver a esos primates en cautividad, y abandonó el zoo. En La Ceiba puede observar tres especies de primates: el mono aullador o congo (Alouatta palliata), el más habitual; el mono capuchino o cariblanco (Cebus capucinus); y el mono araña o colorado (Ateles geoffroyi), el más espectacular y difícil de observar.
Francesc Serrat, que también trabajó en el zoo de Barcelona y ha recorrido buena parte de Suramérica en barco, decidió que su vida iba a estar ligada a la protección de la selva cuando visitó primero la de Panamá y después la de Perú, que le fascinó.
Un intenso amor por la naturaleza que es la columna vertebral de la vida de estos dos catalanes.